Fecha: 19-11-19
Mis pequeños de 8 y 4 años, ya iban camino a la fama como jugadores de fútbol junto con sus vecinos. Un intempestivo tiro a gol, fue a dar a la ventana de alguna de las vecinas. Al oír el crack del vidrio, todos los pequeños salieron gritando y corriendo hacia sus respectivas casas.
Le pregunté a mi hijo más pequeño quién había ganado el trofeo al campeón goleador, y me dijo que había sido él, pero que nadie lo había festejado, porque habían roto una ventana de la vecina pero que nadie se había asomado a reclamar.
Entonces, le dije que fuera a casa de la vecina y le dijera que él le había roto un vidrio y que le preguntara cuanto debía pagar por el estropicio. Con su carita llena de lágrimas se presentó con la vecina que comprendió lo sucedido, le agradeció la disculpa, y le perdonó la deuda. Ellos buscaban un trofeo como futbolistas, pero ganaron una medalla por su honestidad y valentía.